Esa visita fue corta y casi nos cuesta una multa por sobrepasar el tiempo límite de aparcamiento. Cogimos la highway 101 y el viaje se convirtió en un sueño. Durante 300 kilometros el mar nos estubo acompañando a mano derecha y pudimos comtemplar uno de los paisajes más bonitos que he visto nunca.
También fuimos testigos de combates de leones marinos y pudimos ver la magnifica puesta de sol en el mar.
Una vez llegamos a Santa Barbara localizamos otro hostal de la muerte. Cabe decir que este segundo era bastante mejor que el otro. Nos fuimos a tomar un sushi y gracias a que Marco y Fermín no paquetearon como hicimos Silvio y yo, y salieron a alcoholizarse, pudieron conocer a Ally, una chica que había estado el año pasado en España y que afirmaba que le encantabamos y que nos iba a preparar una aunténtica party americana. La técnica de la que se valieron fue hablar español. Fermín no quería creerse que hablar la lengua de Cervantes fuese a valer de algo, pero fue empezar a hablar y a los cinco minutos consiguieron la llave que nos abrió las puertas a otro mundo. Madre de Dios. Resulta que la chica vivía en una hermandad femenina a pie de playa en pleno campus universitario y teníamos una fiesta en la que estábamos nosotros, 60 latas de cerveza, vino, vodka y unas diez diosas. ¡Qué mujeres! Como dice Marco, yo creo que en esta universidad a las gordas y a las feas no las dejan matricularse XD. Beer-Pong, vasitos rojos como en las pelis, shots, fotos a tutiplen de la fiesta, ...
una vez se prepararon las chicas salimos a otra fiesta que había en la casa de enfrente la cual disponía de su propio DJ.
Estabamos dándolo todo cuando apareció la limusina... se que todo esto parece mentira y que es el típico argumento de peli americana; menos mal que las fotos no mienten. Allí estabamos nosotros cuatro y todas las mujeres super arregladas listas para salir a darlo todo, en una limusina la cual nos costaba sólo 7 dolares a cada uno y nos daba una paseo por todo Santa Barbara para dejarnos en pleno Downtown.
A partir de ahí la noche fue decayendo ya que nuestras acompañantes empezaban a ir un poco a lo suyo y nosotros arrimábamos la cebolla (como mandan los canones americanos) a toda mujer que se nos ponía por delante.
El momento más hardcore fue al salir del último local, cuando unos tios se acercaron a nuestras amigas, les dijeron que si querían ir a una fiesta privada y nos pagaron dos taxis para llevarnos al sitio. La zona en cuestión estaba bastante apartada, y cuando entramos en la casa nos vimos con cinco tíos con unos brazos como nuestra cabeza ofreciendo María y acosando a las muchachas, y nosotros picuet viendo el percal. A los diez minutos estábamos todos otra vez en la limusina de vuelta a la hermandad.
Para cerrar con broche de platino nos fuimos a comer un "Moster Burrito" del tamaño de Marco, el cual hoy nos está pasando factura todavía, y nos quedamos a dormir en el salón de la hermandad.
Al día siguiente no hicimos gran cosa. Lo más destacable fue nuestra primera toma de contacto con una playita americana XD
Joer Fermín... ¡Cómo arrimas! xDDD
ResponderEliminarEstupendo, sorority party, ya habéis amortizado el viaje xD
¡Ahora a por los beneficios! ;P
BASITO, se me caen los ojos xDDD
ResponderEliminarPD Fermin, comiste tetitas operadas?
Estoy muy orgulloso de todos vosotros
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